Lxs integrantes del Centro Educativo especializado en Derechos Humanos “Ana María Sosa” y del Espacio para la Memoria y promoción de los Derechos Humanos “La Escuelita de Famaillá” participamos en “Habitar los sitios de la memoria: ¿dónde se guarda la memoria de un país?”. Un mapa interactivo con una selección de fuentes, materiales y propuestas pedagógicas elaboradas por sitios y espacios de memoria de distintos puntos de la Argentina.
Entendemos la educación como un acto concreto, situado, que habilita diálogos entre pasado, presente y futuro e invita a estudiantes y docentes, en un espacio de construcción colaborativa, a repensar, polemizar, preguntarse y buscar respuestas nuevas, propias que les permitan tomar posiciones frente a lo que hoy, les y nos sucede como sociedad.
Partimos del supuesto de que, cuando hablamos de abordar aspectos del Terrorismo de Estado, se vuelve preciso, por un lado, un trabajo transdisciplinario que ponga en diálogo el saber de especialistas con el saber de quienes han capitalizado experiencias educativas en otros Sitios y Espacios de Memoria del país, para juntos contribuir y acompañar la elaboración de propuestas que promuevan, en las, los y les docentes y estudiantes, una construcción activa del conocimiento.
Los recursos, disponibles en https://www.educ.ar/recursos/156222/ son el resultado de un trabajo articulado entre el Programa Educación y Memoria y la Dirección Nacional de Sitios de Memoria. Allí podrán encontrar “Tomar parte. Movilización y resistencia: Las marchas del 24 de marzo. Una propuesta secuenciada con sugerencias para abordar la participación en democracia y generar condiciones que contribuyan al respeto por los Derechos Humanos.
Investigaciones en el aula y experiencias en el ámbito educativo confirman que la participación activa de lxs estudiantes resulta significativa en su propio proceso de aprendizaje. Si aceptamos que la escuela es una comunidad de lectores que acuden a los textos buscando respuesta para los problemas que necesitan resolver para comprender mejor algún aspecto del mundo, quizás se trate de sentarnos todos los especialistas y docentes a pensar la historia reciente de Argentina en términos de interrogantes.
¿Dónde habita la memoria? ¿Cómo puede procesarse socialmente la experiencia límite del terrorismo de Estado desde el presente? ¿Cómo acercarse desde las escuelas a esa experiencia para abordarla en las aulas?
Hablar sobre estos temas puede resultar difícil, pero es necesario ya que somos todas, todos y todes hijxs de una misma Historia. No podemos negar, sin embargo, que, sobre el patrimonio común de experiencias pasadas, existen polémicas, disputas o debates. La enseñanza de la Historia, así como de otras disciplinas (filosofía, ética, lengua, sociología, entre otras), en las aulas, nos proporcionan herramientas centrales, no únicas (Raggio, 2012), para revisar, reflexionar y construir sentidos sobre lo que hemos atravesado personal y colectivamente.
Bienvenidas, entonces, las preguntas porque pueden convertirse en una búsqueda conjunta de información; en la construcción, en la escuela y también en familia, de saberes; en aprendizaje colaborativo y significativo.
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