Con emoción compartimos los cortos de la serie «Lxs jóvenes contamos». En el Mes De Las Juventudes, nuestras historias son la de Ana Cristina Corral, Ramón Antonio Ortiz y Jorge Luis Guerrero.
Siguen vivos en nuestra memoria y en la voz de jóvenes como eran elles.

El proyecto es una articulación entre nuestro Espacio para la Memoria y la promoción de los Derechos Humanos “La Escuelita de Famaillá”, la Dirección de Juventud y el Ingenio Cultural, que invita, a partir de historias en primera persona, a pensar juntxs, en conversación, las juventudes de los ’70. En un primer momento se entrevistó a familiares de víctimas del Terrorismo de Estado. Esos diálogos dieron lugar a biografías ficcionalizadas que escucharemos en videos gracias a chicos, chicas y chiques que han prestado cuerpo y voz para narrar historias de vida de detenidxs desaparecidxs.
Ana Cristina, estudiante secundaria, alumna de la Escuela Sarmiento, tenía 15 años cuando la secuestró una patota de su casa, en junio de 1976. Para ese entonces, iba al Liceo de Señoritas.
Su hermana Lelia la recuerda como una chica alegre, pícara, participativa. Estas son sus palabras.
La elaboración del guion estuvo a cargo de Natalia Ferro Sardi, integrante de nuestro Equipo de Educación. Camila Ávila fue la encargada de representar con amor y respeto la historia de Ana, y Joaquín Alonso y Agos Colantuoni se ocuparon de la edición.
Biografía ficcionalizada de Ramón Antonio Ortiz, el tercero de cuatro hermanxs, amiguero y familiero. Le decían Mashita y le gustaba participar en los actos escolares. Su hermano, Lucho, lo recuerda siempre.
Fue secuestrado en mayo de 1976. Tenía 18 años. Santiago Ledesma cuenta su historia, porque Ramón no puede.
Jorge Luis Guerrero era el más chico de una familia grande y generosa, llena de hermanos y primos. Su hermana más pequeña llegó nueve años después. Le decían “Negrito”. Alumno del Colegio Nacional, jugaba al rugby y era de River. Su hermana Adriana lo recuerda como un tipo divertido y muy simpático, cómplice de sus travesuras. Empezó a militar desde muy joven, como a los 15 años. Tenía 18 años cuando pasó a la clandestinidad. Lo hirieron en el monte y se lo llevaron vivo.
A la historia de Jorge la cuenta Galo Ismael Briatura, porque él no puede.

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